jueves, 26 de julio de 2012

Cervezas artesanales

Es un camino en el que no hay vuelta atrás. Al probar la cerveza artesanal, las exigencias del consumidor suben como la espuma y en materia de gustos, no hay retorno. Este es el rumbo que ha tomado el paladar argentino, por eso hoy existen más de 1.200 cerveceros caseros y alrededor de 200 microcervecerías, según estiman diversas fuentes del mercado.

Si bien es una industria de larga trayectoria, pensada para un nicho de consumidores, el negocio despegó en los últimos años y viene en franca expansión. Tal como ocurrió con los vinos, la calidad artesanal y de alta gama está ocupando un lugar, porque el consumidor es más exigente y busca nuevas alternativas a la cerveza industrial Los pioneros en el rubro aseguran que, cansados del gusto monocorde de las cervezas industriales, comenzaron a experimentar con sabores más complejos y variados.
Entre los conocedores, decir cerveza rubia no significa nada, ya que en el mundo hay más de 100 estilos de cervezas. Está la stout, la bock, la pale ale y la scottish, por mencionar algunos de los gustos más difundidos.

La comercialización es una de las tareas más difíciles, por eso se recomienda tomarla fresca y cerca del lugar donde se elaboró, ya que la levadura puede seguir fermentando hasta volverla intragable. Algunas empresas eligieron la pasteurización como modo de resolver el problema de la distribución, ya que ese proceso les permite estabilizar el sabor de la bebida a través de los viajes y la distancia. Otro índice para verificar el crecimiento de la cerveza artesanal es la oferta de insumos, en especial un tipo de maltas especiales. Años atrás, estas maltas eran inexistentes en el país.

A pesar del claro avance, los empresarios aseguran que la cerveza artesanal todavía está en pañales. Aún tiene que ser reconocida como un producto confiable y de alta calidad que no sólo acompaña una pizza, sino que hay una para cada tipo de comida, igual que un vino.



miércoles, 25 de julio de 2012

Diferencias entre la cerveza negra y la cerveza rubia

La cerveza rubia y la cerveza negra son los 2 tipos de cerveza por excelencia, los más conocidos y consumidos. Las "rubias", suaves y refrescantes; la cerveza negra, más cálida y amarga, perfecta para los momentos tranquilos. Pero, ¿sabes las diferencias entre la cerveza rubia y la cerveza negra?

Tanto la cerveza rubia como la cerveza negra se fabrican fermentando grano, ya sea crudo o malteado, es decir, granos a los que se les ha germinado para que el almidón que contienen se pueda transformar en azúcar y fermenten convirtiéndose en alcohol. Una vez germinado el grano, hay que tostarlo para que el grano esté lo más seco posible, y no se pudra, ni fermente espontáneamente.
El tipo de tueste (más suave o más fuerte) producirá distintos tipos de malta. Esa es, finalmente, la principal diferencia entre la cerveza rubia y la cerveza negra.

Mientras que para la cerveza rubia se usa una malta de tostado suave, para la cerveza negra se suele usar grano muy tostado, casi quemado, y esa malta, más oscura, dará un color más oscuro a la cerveza. Hay algunas cervezas que se elaboran sin usar grano malteado, como por ejemplo las cervezas de maíz, en las que el grano no es malteado. Con ese grano, por tanto, no se puede hacer cerveza negra.

Pero la malta no es la única diferencia entre las cervezas rubias y las cervezas negras. Como la malta es dulce, para que la cerveza tenga un sabor más equilibrado se usa el lúpulo, y también en esto hay diferencia entre la cerveza rubia y la cerveza negra.Generalmente, las cervezas negras se hacen usando los tipos de lúpulo más amargos.

Hay una 3ª diferencia importante entre la cerveza rubia y la cerveza negra. Y es que la diferencia no es sólo de color, sino de propiedades. La cerveza negra es más calórica, tiene más potasio, fósforo y magnesio, y casi el doble de vitaminas. La cerveza, dejando aparte el alcohol, es un alimento muy nutritivo, y más en el caso de la cerveza negra.


martes, 24 de julio de 2012

Tecnicas para catar un vino

Para catar vinos ponemos en juego varios de nuestros sentidos: el gusto, tacto, vision y olfato.
La visión nos permite apreciar el color, la limpidez, la fluidez, la efervescencia, el aspecto general del caldo a probar. Pueba el mejor Brandy
El color del vino habla de la edad del mismo. En tintos, por ejemplo, el cereza de los vinos jóvenes, va volviéndose rubí cuando llega a su plenitud para tornarse teja con la edad y virar al castaño cuando está en su última etapa. Ejercitamos el olfato a través de dos vías. Por la nariz obtenemos sensaciones olfativas que desatan esos recuerdos que mencionábamos. Es posible avivarlas aumentando el volumen de respiración y realizando cortas y frecuentes aspiraciones nasales sucesivas.
Por la boca nos llega también las sensaciones recogidas por las papilas gustativas. El dulce se percide inmediatamene apenas la lengua entra en contacto con vino. Las sustencias con sabor dulce son los elementos de la ligereza, el cuerpo y la savidad del caldo: alcoholes y azúcares. Los sabores ácidos y salados se perciben rápidamente pero persisten más en boca.
El ácido del vino es debido a los ácidos orgánicos que se encuentran en su raíz (tartárico, láctico o acético, por ejemplo) y transmiten el frescor. Por otro lado, el vino contiene de 2 a 4 gramos por litro de sustancias con gusto salado. Los amargos son los sabores más lentos en percibir, pero aumenta y se mantiene por más tiempo por lo que al realizar una cata, debemos esperar el desarrollo de todos los sabores. El paso del vino por la boca nos toca, nos inunda rozando la cavidad. Se producen sensaciones de suavidad, untuosidad, rugosidad. Los taninos se depositan y a mayor presencia de éstos se tiene una sensación de aspereza. Un vino con mucho tanino resulta áspero, astringente. Dejamos un video sobre cata de vinos: